Entró en el despacho saltándose
todos los protocolos. Qué sabría él de lo que eran las normas y los tiempos. El
mismo pequeño de la foto que andaba despistado, con esos ojillos que miraban todo desde la lejanía
de la falta de comprensión. Luego llegó su-nuestro turno. Realmente era un
bebé.
Hoy hace cinco maravillosos años
desde aquella mañana en la que te estreché entre mis brazos por primera vez.
Cuánto hemos aprendido desde entonces, hasta sabemos ser NOSOTROS.
Precioso... Y muy emotivo, para quien conocemos la historia.
ResponderEliminarUn saludín