Por qué olía distinto si era jueves, si brillaba el sol, si soplaba una suave brisa marina.
Aquel jueves llegó con aroma a clorofila, a tierra mojada por el agua juguetona que saltaba de las mangueras. La brisa mecía las sombras de los árboles, mientras el aroma de las flores nos emborrachaba.
Pude percibir con certeza la fragancia del jardín, del columpio imaginado, tal vez imaginario. Meciendo, adormeciendo, meciendo… amando.
Pude sentir el bálsamo dulce del almíbar que se derramaba sobre mi piel, sedienta de sueños hechos realidad. Susurro de palabras que rozaban mis oídos, caricias que navegaban por mi cuello. Palabra que abandonó tus dedos con olor a melocotón, para salir de tus labios hecha susurro. Certera, precisa. Palabra.
Mientras evoco los aromas de aquel jueves me pregunto: ¿A qué huele el amor?
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