domingo, 9 de febrero de 2014

Sueños muertos. (Cenicienta III)


Cansada. Cansada de todo, retomó la escritura:

“Vacío lleno de recuerdos

trémula calidez resbalando entre mis dedos.

Perder, perder,

Qué es perder…

Dejar de ganar, de soñar,

de esperar

tus manos en mi espalda,

tu cuerpo en el recodo del paraíso…

Palabras-verso que alzan

que lanzan al vacío…

Vacío lleno de silencios

que desgarran las venas

Silencios que rompen sueños.

Sueños rotos.

Sueños muertos”.

Descansó el bolígrafo en el pliegue del cuaderno. Posó sus ojos en el desconocido que dormitaba en el asiento de enfrente. Sus parpados pesaban más que las lágrimas que no paraban de brotar desde el vacío de sus ojos. Ni tan solo eso podía elegir. La muerte, la esperada salvación. El temor, la cobardía le había hecho dudar. El miedo, ese que seguía intentando burlar una y otra vez. El miedo era el dueño de su vida.

Lo último que percibió fue el movimiento del desconocido compañero de vagón. Tal vez soñaba con mundos mejores, distintos. Utopías de soñadores de mentes inquietas…

Cenicienta se quedó dormida. Su cuaderno resbaló de entre sus manos, dejando la desnudez de las letras al alcance de miradas indiscretas:

“Treinta minutos

de letras perdidas

de melodía lanzada a alma herida.

 

Demasiados segundos

de ausencia aceptada,

de soledad reclamada

a la vida que se me escapa,

dejando el  latido suspendido,

expectante de tus versos.

Esos que me sueñas

me creas, rimas, dictas, recitas.

Escribes

gritas, acunas… murmuras

Callas”

2 comentarios:

  1. buena poetisa, buena prosista, ¿Cuando te veremos bailar?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tus comentarios.
      Exactamente el 28 y 29 de mayo. Si no consigo "desaparecer", para esos días está prevista la presentación de trabajos de fin de curso del taller de Coreo al que asisto en la UJI.

      Eliminar