Red despertó en la cama del
hospital, sola. Sus muñecas vendadas,
sus brazos atados a la cama. Los sonidos de las máquinas que querían llenar su
soledad impregnaban el silencio. Temía abrir sus ojos, no sabía si había conseguido
acabar con su fantasía, no sabía si Lobo seguiría allí. Se volvió a quedar
dormida.
Red despertó sobresaltada
con el suave roce de las garras de Lobo en su alma. Abrió sus ojos y allí
estaba él, más bello que nunca. En la transparencia de su imagen el brillo de
sus colmillos parecía más amenazador que nunca. Red no quería verlo más y
estaba segura de que él no la abandonaría. Ya no había coraza que la pudiera
defender. Ya no había nada por lo que luchar
Cerró sus ojos y decidió no
volverlos a abrir jamás.
Silencio y soledad
Fin
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