lunes, 16 de julio de 2012

AIRE (LOS 4 ELEMENTOS)



El frio metal refrescaba sus manos y el inicio de su espalda. Había llegado el momento. Con cuidado traspasó la barrera que la separaba del vacío y ya se encontraba al otro lado de la barandilla con las puntas de sus pies suspendidas sobre los cientos de metros que la alejaban de la tierra, de las piedras, de unos pocos matorrales, del vacío que se extendía por debajo de su cuerpo. Ese espacio repleto de aire, ese aire que tantas veces la asfixiaba de una forma incomprensible.

-Ni se te ocurra moverte, Ahora no –escuchó con firmeza a sus espaldas.

-¿Estás segura de querer hacerlo? -le preguntó una voz distinta a la anterior.

Ella no podía responder, sus ojos clavados al fondo del vacío, el aire imperceptible llenándolo todo. Sus manos aferradas a la barandilla, el frio subiendo por sus brazos. El aire…el aire… le faltaba el aire. La adrenalina quería empezar a fluir, ella no se lo consentiría, todavía no.

Por unos instantes el miedo se apoderó de su voluntad. Al intentar moverse un poco para retroceder, los pies perdieron la estabilidad. Sus botas de montaña no se sujetaban con demasiada eficacia al borde de la pasarela. Ahora si, la adrenalina empezó a brotar. Desde el interior de su estomago fue subiendo como una cascada de aire movido por el aleteo de un millar de mariposas. La respiración agitada, mucho más de lo que ella creía poder soportar. Las manos empezando a sentir el dolor punzante del esfuerzo por sujetarse. No estaba segura de lo que iba a hacer. Si alguien le hubiese cuestionado otra vez sobre su convencimiento se hubiera echado a llorar y hubiese desistido en su objetivo. Pero esto no ocurrió.

-Ya –susurró alguien tras ella, junto a su oído.

-No, no puedo -gritó en lo más profundo de su mente-.

Unas milésimas de segundos después sus manos se soltaron y sus piernas la impulsaron al vacío. Era lo previsto. Su cuerpo describió una parábola cruzando el aire. Sus brazos abiertos cual alas carentes de plumas cortaron el vacío que la separaba del fondo. Sus ojos cerrados, con los párpados presionando fuerte uno contra el otro. Tal vez se le escapó un grito que cortó el aire que lo envolvía todo, que la envolvía en su caída al vacío. Notaba su frescor que le golpeaba la cara empujando su cabello apartándolo del rostro.

Por fin llegó. Un ligero tifón la acabó colocando en la posición prevista. Quedó colgando boca abajo a escasos metros del suelo. Abrió los ojos para descubrir un mundo del revés. Su peso muerto permanecía izado, balanceándose como el péndulo de un inmenso reloj que no dejaba que el tiempo se parase. Surcando el aire sintiendo como silbaba en sus oídos rompiendo el silencio.

-¡Quiero volver a saltar! –gritó sonriendo.

AIRE (LOS 4 ELEMENTOS) By Pilar Aleixandre

1 comentario:

  1. Me he quedado de piedra al comprobar de qué se trataba realmente. Me ha encantado la manera de jugar con la credulidad del lector y sorprendernos con ese último y magistral párrafo. Un gran relato que sorprende.
    Un saludín

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