miércoles, 26 de marzo de 2014

Soledad


Soledad, cuánto no se habrá escrito de ella. Ese estado, situación,  sentimiento que en tantas ocasiones nos ha acompañado. Cada día descubro algo nuevo sobre ella. Una veces tan deseada, otras tan temida. Tan conocida-desconocida amiga-enemiga.

Siempre llega silenciosa o se encuentra acechando tras la puerta del corazón inmerso en procesos de sanación, de cierre por vacaciones o de caída libre a la sima/abismo del desamor. O también del amor, por qué no.

Ah, soledad. Unas veces tan necesaria  para que la mente se vacíe del todo… de todo y pueda comenzar ese proceso de reseteo y desfragmentación del disco duro.  El sistema está en peligro, trabajando día y noche al límite de las posibilidades físico/emocionales…. Esto no puede ser sano.

Sssshhhhh…. Silencio…. Ssssshhhhhh… no estoy necesariamente pensando, tan solo sintiendo… ¡Tan solo! Identificando sentimientos, emociones, consecuencias, desastres, sorpresas… dudas… practicando el noble arte de reconocer y no dejarme arrastrar… arrastrar…  a  r  r  a   s   t   r   a     r  ... a      r      r         a           s              t              r                a                r            ...

Ssssshhhh… silencio…  estamos mi soledad y yo en un pulso a muerte… intentando descubrir en qué coño estamos convirtiendo nuestra vida.

 

 

De “Mi incorregible amiga Isa” (...o no...)

miércoles, 19 de marzo de 2014

Tu mano


Mientras el tiempo pasa dejando sus marcas en lugares bien visibles, me resisto a dejarme vencer.

He de confesarte que en algunos momentos sales victoriosa. Son esos instantes en los que me coges firmemente de la mano y me arrastras hacia ese abismo que tan bien conocemos.

Una vez más aquí estamos las dos, unidas por un abrazo eterno, por el vacío de nuestro corazón, tan solo habitado por el frio y la tristeza, por el miedo. ¿Qué ocurrirá ahora? ¿Cómo es este nuevo lugar en el que he elegido vivir?, o ¿lo has elegido tú? …

Mientras las preguntas se agolpan en mi mente, llega la extraña sensación de déjà vu. La misma sala, el mismo olor, la misma luz. La ventana tras nosotras dejando que las cortinas acaricien nuestra espalda. Tu mano en la mía. ¿Será esta la última vez? Te pregunto con un hilillo de voz casi imperceptible. Sonríes mientras empiezas a tirar de mi hacia la oscuridad…

Caemos, esta vez caemos.

lunes, 17 de marzo de 2014

Amor en "estos" tiempos

Llegados a este punto, qué puede importar ya. La vida parece empeñada en seguir, mientras mi ritmo vital se mantiene en su línea de ralentizarse o acelerarse, según el segundo exacto en el que me preguntes. Padezco claros síntomas de “arritmia vital”. Subo y bajo como la marea. Me pierdo en las esquinas de cualquier camino lleno de baches que no veo… y mira que he pasado veces por aquí. ¿Será que nunca aprenderé?, ¿será que es mi destino tropezar hasta convertirme en piedra?, ¿será este mi karma? …

Ah, dije que hablaría de amor. Imposible, ya ves que no me sale. Se perdió el amor en aquel recodo en el que la piedra me tumbó. Y luego… luego… ¿Nada?... Mi vida sigue sin mí, porque ya me perdí y no consigo encontrarme.

Vale, hablemos de amor. Llamemos amor a esos detalles que erizan la piel, a esos momentos en los que me pongo "efervescente”, a esos sueños de ojos abiertos. Llamemos amor a esos deseos infantiles de cuentos de hadas, donde los príncipes eran azules y había brujas y princesas y ranas… ¡claro!, las ranas…

Llamemos amor a estas historias inventadas de sueños despiertos, de ojos abiertos al amanecer.