Te encontré sentado, con tu alma
en el abismo, viendo desde la altura como el río de la vida avanza aplastando
los diques que, obstinadamente, construyes. Me afané en construir sin haber
deconstruido, sin haber sentado las bases, sin haber llegado a mi esencia pura.
Y edifiqué mi alma en la incertidumbre, me invadió la prisa.... Ese dolor
oscuro, casi negro, afilado y cortante como el acero; tardaría muy poco en
hacerme sucumbir
Me senté junto a ti, con los pies
balanceándose ante lo implacable, y así tu mano, pensando en dejar que me
arrastrase la corriente vital en tu compañía.
¿Saltar contigo o quedarme para
verte volar cruzando los aires? Soy de butacas o de movimientos? ¿Tengo alas o
sólo las sueño? Es este un momento interesante.
Ojos que se cierran, recogiendo
los jirones de mi orgullo. El viento en el rostro, el cabello alborotado, el
cuerpo leve... ¿He saltado? ¿Vuelo? O solo sueño...
Sueño que salto y vuelo.
Cabellos
al
viento,
frio
en
la
piel.
Mi corazón se estremece al tomar
conciencia de la situación... cayendo en el abismo de tus besos estoy, en el
vacío de tus silencios me precipito. ¿Voy a despertar o es esto real? Sé que
sueño para perderme en tus brazos. Sé que llega el momento de abrir mis ojos a
esta realidad.
No me dejes caer. Sujeta mi risa,
mi alegría mis ganas de vivir.
Remonto el vuelo con el empuje de
tu mirada, elevándome hasta el Sol, que me reconforta ofreciendo calor y
bienestar. No es el fuego del Sol el que quema mi alma, sino tus ojos, que
invitan a perderme en ellos y dejar de sentir todo cuanto me rodea.
Pero el viento me aleja... el
tono de tu voz es apenas un recuerdo, un susurro casi mudo en la distancia...
Tus ojos dulces ya no penetran mi
alma. ¡No quieren mirarme! Yo, ya no soy yo. A lo lejos, la veo acercarse. ¡Viene
furiosa hacia mí! Yo lo sé y la espero ansiosa. Abro mi alma y la Bestia me
invade, intensa, soberbia, implacable.
Tengo la piel en llamas, la
mirada encendida. ¡No hay piedad en mi corazón! Me siento inmensamente oscura,
destructora... al fin ¡Despertó la guerrera!
He tomado la decisión. Ha sido fácil,
rápido y ya estoy cayendo, ahora sí, ahora de verdad y sé que tus alas blancas,
mullidas y cálidas no vendrán a salvarme. Ahora ya no sueño, ya no vuelo, solo
caigo al vacío, me precipito a mi final tan deseado.
Finalizó mi tiempo. Ya no habrá
un mañana.